La muestra estaba concebida como la crónica de un día en mi vida. De nuevo emleaba mi imagen para hablar en primer persona de cuestiones de género: los complejos sobre el propio cuerpo; la presión para responder a los arquetipos femeninos como madre, nutridora, educadora... y el excesivo consumismo que no garantiza ninguna felicidad, o el intento de preservar una modesta área romántica en una vida plagada de trabajo y obligaciones.